Escribir por dereitos: un relato dende o universo Lafontaine

Quero compartir hoxe convosco un texto moi especial. Trátase do microrrelato que presentei á XII Edición do Concurso de Microrrelatos «Escribir por Dereitos», convocado por Amnistía Internacional, unha iniciativa que procura defender e visibilizar os dereitos humanos a través da palabra escrita.

O relato, ambientado no universo Lafontaine, aborda o dereito á educación dende unha ollada íntima e humana, situada na Galicia rural do século XIX. Aínda que o texto non resultou premiado no certame, considero que cumpre plenamente o obxectivo co que foi escrito: lembrar que aprender a ler e a escribir non é un privilexio, senón unha forma de existir no mundo, de ter voz e futuro.

Por este motivo, decidín compartilo aquí, cos meus lectores, como un xesto de coherencia cos valores que inspiran tanto o concurso como o meu propio traballo literario. Ás veces os textos non nacen para gañar premios, senón para seren lidos, pensados e, oxalá, sentidos.

Le o relato a continuación:

Escribo, luego existo

Tenía las manos manchadas de tierra y la mirada de quien carga la vida a cuestas demasiado pronto. Se llamaba Generosa y había nacido en las brañas de Vilavella, entre vacas, brea y silencio.

—Mi padre dice que aprender es perder el tiempo —me dijo una tarde.

Le respondí que escribir tu nombre es decirle al mundo que existes.

Durante semanas, vino a escondidas al viejo cementerio donde yo examinaba huesos y tomaba anotaciones para mi trabajo. Allí le enseñé a leer epitafios, donde descansan los que ya no tienen voz. Letra por letra. Vida por vida. Cada lápida era un libro abierto.

Un día, sin avisar, dejó de venir. Temí lo peor. Hasta que, una mañana, encontré en la puerta de mi consulta un papel doblado.

Decía: Gracias por enseñarme a pronunciar el mundo.

Lo guardé entre mis libros más queridos.

Porque enseñar no siempre es dar lecciones. A veces, es devolverle a alguien la voz que nunca tuvo. Y el futuro que otros quisieron negarle.