Un cuaderno de campo entre la niebla: ilustraciones en Terror Mortis

En Terror Mortis, cada capítulo comienza con una ilustración en blanco y negro que evoca los cuadernos forenses del XIX, como si el propio doctor Lafontaine hubiera dibujado sus investigaciones y temores.

X. M. FERRO FORMOSO

6/2/2025

Cuando imaginé el diseño final de Terror Mortis, tuve claro que no quería un libro al uso. Quería que se pareciera a un cuaderno de campo, un registro personal, como si el doctor Lafontaine fuese anotando a mano lo que vivía día a día: sus investigaciones, sus impresiones, los miedos que lo rodeaban.

Por eso cada capítulo se abre con una ilustración en blanco y negro, al estilo de los antiguos cuadernos forenses o científicos del siglo XIX. Mi primera intención fue encargárselas a mi padre, conocido por su maestría con la plumilla, pero no quise “emplumarle” esta tarea y opté por experimentar con una herramienta de dibujo por inteligencia artificial.

El resultado me sorprendió. Algunas imágenes parecen hechas por una mano humana; en otras preferí conservar las imperfecciones propias de la IA.

No buscaba la perfección, sino atmósfera y memoria visual. Y esas ilustraciones cumplen una función narrativa: acompañan el texto como si fueran los apuntes gráficos que el propio Lafontaine habría dibujado en su cuaderno, entre autopsias, sospechas y paseos junto al Eume.

Porque Terror Mortis también es eso: un documento ficticio que podría haber existido, un testimonio escrito y dibujado por alguien que no quería olvidar lo que vio… ni lo que nunca llegó a comprender del todo.