Escenas del crimen en Terror Mortis: el núcleo tradicional de O Freixo
Historia, fe y leyenda en el lugar donde todo comienza
X. M. FERRO FORMOSO
11/6/20253 min read


La primera víctima en Terror Mortis aparece en el atrio de la iglesia de San Xoán do Freixo (As Pontes de García Rodríguez - A Coruña), un escenario cargado de historia y simbolismo que escogí deliberadamente para situar el inicio de la trama. Este núcleo tradicional es uno de los conjuntos arquitectónicos más singulares del municipio de As Pontes, respira el ambiente rural, la piedra antigua y la memoria colectiva que envuelven de misterio a toda la novela.
El corazón de O Freixo es la iglesia de San Xoán, un templo que hunde sus raíces en el siglo XII. Aunque de origen románico, las reformas de los siglos XVII y XVIII transformaron su aspecto con la incorporación de dos naves laterales, un pórtico y un campanario barroco reconstruido en 1880 tras ser alcanzado por un rayo. Aquel esfuerzo colectivo, financiado por los vecinos emigrados en Cuba, resume la profunda unión entre fe, trabajo y emigración que marcó a toda una generación gallega.
Frente al templo se alza un cruceiro-calvario de 1899, único en el municipio. En su base aparecen talladas las escenas de la Pasión de Cristo, mientras que el capitel luce cabezas de ángeles y las figuras del Crucificado y de la Virgen de la Piedad. Su minuciosa iconografía y la inscripción con el nombre del donante, José Bellas, evocan la devoción y el orgullo de una comunidad que encontraba en la piedra su redención espiritual.
Muy cerca se conserva la casa rectoral, escenario de un episodio legendario: la captura del célebre bandolero Toribio Mamede Casanova, ocurrida en el año 1904. Fue el propio párroco Basilio Poupariña quien, según relatan las crónicas, le tendió una emboscada en aquel mismo edificio. La hazaña le valió el reconocimiento de la viuda de Alfonso XIII y su nombramiento como capellán de la Casa Real.




En el entorno inmediato se levantaban el antiguo palco de la música y el osario parroquial (hoy desaparecido), construcciones ambas de un alto valor etnográfico. El palco fue erigido por los vecinos en 1953, mientras que el osario, contiguo, había nacido de la necesidad de vaciar el cementerio tras una epidemia que diezmó la parroquia a finales del siglo XIX.


En este marco de historia y superstición sitúo el hallazgo del secretario municipal. El rumor de las campanas, el silencio del atrio y la presencia del cruceiro antiguo de 1783, con su Cristo de proporciones humildes y su Virgen Dolorosa en el reverso, crean la atmósfera perfecta para un crimen que parece querer dialogar con los muertos. Allí, entre la piedra y la niebla, el doctor Lafontaine inicia su investigación, enfrentando la razón científica a la sombra persistente del misterio.


A escasos metros del palco se encuentra la taberna do Freixo, situada en una casa adyacente que durante generaciones fue punto de encuentro y centro de vida social para los vecinos. Aunque no se sabe con certeza si el local existía ya en la época en que transcurre la historia, todo apunta a que sí, dada la relevancia histórica de este enclave, que en el siglo XIX llegó a contar con más habitantes que el propio núcleo urbano de As Pontes. En Terror Mortis, la taberna desempeña un papel clave a la hora de esclarecer los términos del fallecimiento del secretario municipal, convirtiéndose en escenario de confidencias, sospechas y revelaciones que iluminan los rincones más oscuros del misterio.

